Tu jefe no tiene la culpa, la tienes tú. Síntomas laborales asociados erróneamente a los jefes.

Llevo unos 20 años teniendo personas bajo mi responsabilidad y he pasado un número de años similar teniendo también a quien reportar, así que ser jefe no me ha salvado de seguir siendo subalterno.

La figura del jefe ha sido tergiversada y presentada de forma negativa a lo largo de los años; y en la sociedad latina han llegado más lejos y han arraigado dicha negatividad dentro de la propia cultura presentando a los jefes como "malas personas".

Muchas personas piensan que los jefes viven mejor, más tranquilos, y que poseen muchos más beneficios que las personas que tienen a su cargo; no dudo de que algunos pueden jactarse de eso, pero la mayoría no tiene tantos privilegios… ¡es más! A veces tenemos menos privilegios e incluso más responsabilidades.
Los jefes vivimos igual de estresados que nuestros equipos (o peor), sobre todo, por la doble responsabilidad que representa cumplir con los objetivos, mientras se supervisan las actividades de otras personas.

Este post está dirigido a los que perciben negativamente a sus jefes, ...y al mismo tiempo, está dedicado a todos los "buenos jefes" (que sí que existen), esos que nunca han formado parte del paradigma del “jefe malo”, personas que se preocupan por sus equipos y que intentan liderar más que "mandar", pero que aún así, siguen siendo percibidos y medidos por los paradigmas negativos asociados a los jefes. Para todos, este post:


Cinco síntomas laborales negativos y paradigmáticos asociados erróneamente a los jefes:


1. Tu jefe parece “querer” más a tus compañeros que a ti:

¿Seguro que es él o ella quien no muestra interés en ti? ¿O eres tú el que no ha puesto de su parte para que él o ella demuestren que le interesas?

Puede que le intereses tanto como a los demás, pero con tu actitud no has permitido que pueda demostrártelo; es decir, puede que tú mismo/a estés provocando este alejamiento. Reflexiona sobre ello.

En mi caso: Siempre me han interesado las personas con las que trabajo, sean del nivel que sean, pero no he recibido siempre el mismo nivel de reciprocidad. El interés ha de ser mutuo para que puedan surgir los lazos típicos de una buena relación laboral.

2. Mi sueldo es muy bajo:

¡El mío también! ...En realidad, no creo que nadie esté convencido de que gana lo suficiente, pues es de naturaleza humana querer siempre más; sobre todo en sociedades de consumo, en donde mientras más ganamos, más consumimos. (si tienes dos o más tarjetas de crédito en tu cartera, pues vives en una sociedad de consumo)

En cualquier caso, hazte esta pregunta: ¿Mi sueldo es "bajo" en comparación con quién? espero que la respuesta te haga reflexionar.

La solución es simple; estudia, prepárate, actualiza tu perfil en LinkedIn, mantente actualizado, desarrolla tu propia marca personal y aumenta tu reputación online a través del uso de las redes sociales; estas acciones te predispondrán a mejorar tu “empleabilidad”, y por ende, a tú sueldo. A algunos les toma más tiempo que a otros, pero es posible conseguirlo aún en épocas de crisis.

Eso sí, este proceso requiere de esfuerzo,... no se consigue mejorar laboralmente sentado en un sofá. No es una teoría, yo mismo lo he aplicado siempre… ¡y por cierto... siempre me ha funcionado!

¡Ah! ¿Qué tienes responsabilidades adquiridas de “otro tipo”? Pues eso no es culpa de terceros… haberlo pensado y planificado mejor antes de adquirirlas. ¿No? ¡Asúmelo!

3. Dedico muchas horas al trabajo, y parece que nunca se acaba:

¿Seguro? Puede que se trate de un problema de organización. ¿Has hablado con tu jefe sobre tu flujo de trabajo y de cómo te afecta?

Es posible que tengas metas difíciles de alcanzar, pero si no se lo dices a tu jefe, nunca podrá adivinar que no te alcanza el tiempo para terminar con todas tus tareas. Lo mejor es conversarlo y hacerle ver que tu plan de tareas está desfasado y que está afectando a tu desempeño.

En mi caso: Yo no soy adivino, y me resulta difícil saber este tipo de cosas por simple apreciación; así que es posible que no pueda darme cuenta de que a un colaborar no le alcanza el tiempo en su día a día, hasta que lo veo dedicando más tiempo del que debería.

Pero estaría mejor si me lo dijese, pues mi intención es que pueda rendir sin sobrepasar la exigencia normal de los objetivos bien fijados, sé por experiencia que las personas son más productivas si tienen tiempo para realizar su trabajo, y sobre todo si son más felices con lo que hacen.

4. En otros departamentos están mejor que en el mío:

Es cierto que los comerciales tienen coche de empresa y que los de marketing deben viajar de forma regular; pero eso no significa necesariamente que “ellos” lo están pasando mejor o peor que tú.

Cada persona tiene un rol en la empresa (dije “rol” no “funciones”) y tú fuiste contratado para uno en particular. Es más, puede que en otros departamentos piensen que estás mejor que ellos. Todo es cuestión de apreciación.

5. No me gusta mi jefe:

¡Bienvenido al club! ¿Es la primera vez que no te gusta tu jefe? Porque si no es la primera vez que no te gusta tu jefe, puede que el problema seas tú.

Si es un buen jefe y simplemente no te cae bien, ¡pues lo siento! …no siempre podemos escogerlos. Aquí la palabra clave es adaptación, ¡y tranquilo/a!, pues existen muy pocas probabilidades de que sea tu jefe para toda la vida.

Entiendo que pueda justificarse esta afirmación cuando se trate de un mal jefe, pero al contrario de lo que dice la creencia general, hay más “buenos jefes” que de los otros; por lo que tendrás que valorar las consecuencias de dejarle o entrar en un proceso de adaptación; no intentes librar una guerra que no podrás ganar.

En mi caso: Yo también he tenido personas en mis equipos que nunca me han caído bien, pero eso no tiene nada que ver con su talento. Es precisamente el talento lo más importante en una persona para mí, incluso que cualquier otra variable; pues es lo que a la final contribuye a cumplir con los objetivos comunes.

Reflexión:
No puedo decir que he sido (o soy) un jefe “bueno o malo”, eso lo dejo para los que han trabajado conmigo.

Pero sí que puedo decir que he conocido a muchas personas en mis entorno laboral, que han sido la causa de su propio estrés en el trabajo, y que por distintas razones siempre han pensado que sus jefes tenían algo que ver con sus frustraciones... Personas que nunca han aceptado ser responsables de sus propios problemas y han buscado en terceras personas a los culpables de todos sus males.
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6 comentarios en «Tu jefe no tiene la culpa, la tienes tú. Síntomas laborales asociados erróneamente a los jefes.»

  1. José Luis del Campo

    Primero gracias por la mención.

    Segundo, das en el clavo con muchos vicios que hemos heredado en la vida laboral, ya que resulta más cómodo el ‘despejar balones’ y echar las culpas a todo lo que nos rodea.

    Como digo yo, lo necesario es el autoconocimiento como primer paso para evolucionar y prosperar. Si no reconocemos nuestra culpa, mal empezamos 🙁

    Un abrazo

  2. Rosa

    Cuantas verdades que describen la realidad, hay un refrán popular que dice «El que sabe, sabe…y el que no, es jefe» de ahí esa connotación negativa del jefe como una persona que no conoce sus funciones, que se permite ciertas licencias solamente porque es…jefe, que se preocupa más por no llevar problemas a sus superiores, en fin una lista larga. Hay jefes que realmente conocen su trabajo, administran eficientemente los recursos pero los prejuicios hacen difícil la valoración positiva y evitar que «se le adjudiquen» la culpa de los problemas ajenos. Muy buen post para reflexionar!

    Un saludo!

  3. anllogui

    Muy bueno el post! No suelen abundar este tipo de artículos. Normalmente lo que hay es desde el otro punto de vista. Son unas lecciones valiosas para la mejora en el trabajo.

    Saludos!

  4. Alba

    Si todos nos miraramos un poquito más hacia dentro, seguro que las cosas funcionarían mejor. Pero cuando digo todos, incluyo los «jefes», que tienen la gran responsabilidad de coordinar un equipo de personas. En lugar de echar pelotas fuera, con esta acción seguro que mejoraría el día a día de todos.

  5. Gildo Kaldorana

    Hombre, por suerte o desgracia yo nunca he sido jefe y si siempre empleado. En mi vida laboral he conocido de todo (jefes), quiero decir que no todos los jefes son buenos ni todos son malos.
    Eso si, siempre me he llevado mejor con los que tenían más mano izquierda (muy importante para ser jefe).
    De todas formas, en mi próxima reencarnación no me importaría ser jefe.
    Saludos y buen post

  6. Helena

    Pedro, te doy toda la razón. Me considero afortunada en este aspecto, porque he tenido la suerte de trabajar con jefes que han merecido no sólo mi respeto, sino mi admiración sincera. Jefes que, desde su posición no siempre fácil, han sabido motivar y potenciar las capacidades y habilidades de su equipo. Jefes que han comprendido a las personas y sus necesidad de equilibrio entre vida personal/laboral y también las de su desarrollo profesional.
    Siempre he dicho que es mejor un jefe que «no me caiga tan bien» que uno «colega» del que no pueda aprender. Para mí, es indispensable que un jefe se gane una buena reputación, con su equipo, pero también con sus proveedores y clientes. Debe ser una persona con valores y exigir tanto como puede aportar, a todos los niveles. Un ejemplo a seguir, profesionalmente y con coherencia.
    Como jefa, mejor o peor, intento aplicarme lo que admiro y busco en cada situación. Creo en equipos cohesionados y en que más vale hacer comprender y convencer desde el diálogo: imponer o mandar sin más, suele ser fruto de situaciones complicadas, falta de habilidad de gestión de equipos o necesidad de reforzar un ego que a menudo no preocupa a nadie más que un mal jefe.

    Gracias por tu reflexión.

@SeniorManager