¿Quieres tener un mentor que te guíe? Primero conviértete en discípulo

Justo cuando me iniciaba en el mundo laboral (mi primer trabajo formal). Tuve la suerte de conocer a dos verdaderos maestros (otros los llamaban jefes) que me ayudaron (guiaron) a pasar con éxito esos años tan decisivos.

Empezar en una gran multinacional te condiciona; y si hablamos de General Motors, cuando era la 1ra empresa del mundo (literalmente), aún más.

Así que puedo decir que fui afortunado, pues salir de la universidad y encontrar una buena empresa para empezar, y que además me hayan tocado verdaderos mentores, con un papel activo en el desarrollo de mi carrera en esos comienzos, es realmente una fortuna.

No obstante, estoy seguro de que la actitud que mostré desde el principio, jugó un papel muy importante en cómo se desarrollaron los hechos; pues los jefes no se convierten en mentores porqué si; sino porque han encontrado un buen “discípulo”

Ellos hablaban, yo escuchaba. Ellos aconsejaban, yo hacía. Ellos me reñían, yo aprendía…  Por el contrario, otros compañeros seguían un patrón distinto… ese que divide a los jefes de sus equipos (y viceversa), y que viene dado como consecuencia de los estúpidos paradigmas culturales de siempre.
Hay mucha gente, que en sus trabajos, confunde la disciplina y el respeto con la sumisión; a un buen consejo con una orden y a un llamado de atención con un insulto.

Esa es la gente que dejé atrás, y que gracias a su falta de visión y a su carencia de actitud, allanaron mi ruta hacia el éxito profesional, dejándome casi sin competencia mientras ascendía en la empresa.

Cuando se me ocurrió escribir este post, no pretendía hablar sobre mi carrera o mi vida laboral, sino sobre la importancia de la actitud para conseguir el éxito profesional. Pero buscando un ejemplo; me di cuenta de que bien podía utilizar el mío.


Todos somos personas, los jefes también, y a ningún jefe le gusta encontrarse con colaboradores de mala actitud. Y es por eso que comparto su derecho de decidir cuándo convertirse en mentores de algún empleado, aunque lo hagan eligiendo a dedo.

A los seis meses de estar trabajando en GMAC (el banco de GM), pregunté a mi jefe que “cuándo sería mi primer ascenso”, pues aún formaba parte de la plantilla piloto en la que entran todos los recién llegados. La respuesta de uno de mis mentores fue: “Cuando demuestres que ha valido la pena contratarte”.

La interpretación que le di a esta respuesta, y la actitud que tomé luego de escucharla, fueron determinantes para mi futuro... y es posible que haya sido uno de esos días en que la vida te pone enfrente dos caminos para escoger.

Yo escogí demostrar que: no sólo había valido la pena contratarme, sino que sobrepasaría esas expectativas con nota sobresaliente.

Esa actitud, las ganas de seguir aprendiendo en la que era la mayor multinacional del mundo, y mi deseo de mostrar que realmente me interesaba cada palabra que mis mentores me decían, fue compensada luego con creces.

Finalmente conseguí el ascenso, y luego otro y otro, y otro más. Y los conseguí, porque fui de los pocos que se tomó esa especie de “entrenamiento” como un regalo, sabiendo que no son muchos los jefes que tienen tiempo para “enseñar” dentro del estrés que significa trabajar para una multinacional tan grande.

Por otro lado, las grandes empresas rotan a los jefes cada dos años (aproximadamente), así que en cuatro años tuve la oportunidad de recibir las herramientas, el conocimiento y sobre todo “los secretos” para triunfar en una empresa como esa, desde las enseñanzas de dos grandes personas.

Lo más curioso, es que unos años después contacté con uno de mis mentores que se encontraba en otra unidad de negocio de la empresa. Quería darle las gracias por todo lo que me había enseñado... Durante la conversación me confesó: “después de ti, no he tenido más estudiantes” (traducción de: “after you, I have never had more students”) en tono de broma, pero la afirmación era real.

Por mi parte, también tuve “discípulos”, y no sólo por seguir con “la tradición”; sino porque creo y estoy convencido, de que la buena actitud debe ser recompensada, aunque eso signifique sacrificar parte de mi tiempo, pues el “mentoring” que luego desarrollé con algunos colaboradores, se extendió más allá del aspecto laboral, todas las veces que lo consideré necesario.

¡Y vaya que dio sus frutos! Dos de mis “discípulos” no tenían título universitario cuando entraron en la empresa y ni siquiera habían considerado pasar por la universidad. Yo me encargué de que demostrasen su valía, como para que la empresa considerase hacer de sponsor, y cuando lo demostraron, la empresa no tuvo más remedio que pagar sus estudios.

Estas personas que me aceptaron como mentor siguieron ascendiendo, y un buen día buscaron nuevas oportunidades. Ahora mismo trabajan en cargos de responsabilidad en empresas tan reconocidas como Loreal y DHL, para mí es una gran satisfacción saber que soy parte de todo lo que les ocurrió, y de todo lo que tuvieron que pasar para llegar hasta donde ahora están.
¿Qué por qué no hice lo mismo por todos y cada uno de mis otros colaboradores?. Yo replantearía la pregunta: ¿Por qué ningún otro colaborador tuvo la misma buena actitud? Las oportunidades estaban allí para todos.

Los mentores no se encuentran, se buscan… y la mejor vía es demostrando ser “un buen estudiante”. Y aunque encontrar un mentor no es la panacea ni el camino seguro al éxito, siempre tiene recompensas
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9 comentarios en «¿Quieres tener un mentor que te guíe? Primero conviértete en discípulo»

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  2. Felipe

    Complicado este asunto… A algunos, con toda nuestra buena voluntad y actitud, nos cuesta encontrar a esos mentores… Quizá por falta de visión, o quizá por exceso; quizá por ver perversos donde no los haya, quizá por observar demasiado alrededor y ver quién se lleva el gato al agua (y cómo)… O quizá simplemente, porque los buenos mentores escaseen.

    A veces lo que falta es simplemente transparencia y honestidad, porque con un plan de desarrollo claro, todos podemos elegir si queremos poner todas nuestras ganas en hacer carrera en una empresa. Pero otras veces, no está claro si hacer bien las cosas es lo que te llevará al éxito en según qué contextos.

    En todo caso, hasta ahora siempre me he guiado más por criterios de profesionalidad, y al menos lo que he emprendido ha sido exitoso, y tengo mi conciencia profesional más que tranquila. Cosas de ponerse más en la piel del cliente-usuario que de nadie más…

  3. Gabriel Schwartz

    Aunque me hago ver poco últimamente, siempre te leo SM. El relatar «experiencias con enseñanzas» es una habilidad docente, que encaja perfectamente con la actitud de mentor que mencionas en el post. El hablar de casos concretos/reales permite comprender cómo se producen los cambios y qué es lo que genera los resultados. Es cierto que maestros y discípulos se eligen mutuamente y que las actitudes de consejo para unos pueden parecer, soberbias, para otros. Lo mismo que las compañías multinacionales, admiradas o criticadas, según el cristal con que se miren. Las generalizaciones son complejas. Cada quien deberá encontrar (o generar) su propio camino laboral para sentirse a gusto, hacer su aporte y recibir su compensación.
    Gracias, como siempre, por compartir ideas y experiencias.

  4. Gustavo

    Qué buen post, ¡felicidades!, coincido totalmente en que la actitud juego un papel muy importante; algo que creo que también está entre líneas en el mismo texto es la llave, siempre debemos fijarnos una meta y luchar por alcanzarla día con día, el hecho de preguntar ¿cúando será mi primer ascenso? demuestra el deseo de superación y aún más, cuando nos dicen que es lo que hace falta…trabajar en ello dándo ese plus que se notará más temprano que tarde.

    Lo más interesante de todo es que no hay límites y nunca debemos de descansar en la identificación de mentores y de fijarnos nuevos retos.

    Un abrazo

  5. fernando López

    Hola Senior:

    El ejemplo que pones es muy clarificador. La actitud es fundamental para aprender y crecer. Y eso es lo que diferencia a los buenos trabajadores de los normales o mediocres, que esa actitud, esa disposición abre caminos sabiendo que en el aprendizaje siempre hay dolor.
    Saludos

  6. pear

    Qué suerte has tenido pudiendo aprender tanto de tus jefes, hasta el punto de que puedas considerarlos mentores! Yo he tenido mucho zopenco/chupóptero/borrego por encima de mi. Salvo algún caso en el que tenido un jefe brillante, he tenido que tirar de colegas/libros/google…

    Decir «qué suerte…!» (expresión muy común en estos lares y tiempos) concede todo al poder a la fortuna, como si uno mismo no tuviera nada que ver en dónde,cómo y con quien trabaja. Comprendo que si la organización en la que estás no te ofrece lo que necesitas debes cambiar de organización (en la medida de lo posible).

    Sin embargo, entiendo que al margen de la suerte de poder empezar en una gran multinacional de prestigio como GM, habría que medir todo el esfuerzo, estrategia y contactos que te permitieron empezar en esa empresa.

    Esta claro, hay que aprovechar la oportunidad de aprender de tus jefes/compañeros de trabajo.

    Conclusión:

    Me lo he montado mal y he aguantado a verdaderos borregos con poco que enseñarme durante largos periodos de tiempo.
    Tampoco soy un gran discípulo que digamos, me cuesta obedecer al palurdo y cacareo ante el héroe.

    Un saludo.

    Pear.

  7. Senior Manager

    Hola Felipe: Buena reflexión, que en cierta forma me indica que mi caso no es aislado. Yo creo que lo primero que hemos de considerar es que somos personas antes de ser jefes o subordinados y a partir de allí es que podemos ir construyendo las relaciones. Tal vez me equivoque pero no creo que todos los jefes son malos, incluso los malos tienen cosas buenas, pero la demonización a la que siempre se expone a los jefes, afecta un poco la visión que tenemos de ellos. Comparto en que el criterio ha de ser la profesionalidad, con ello, todo lo demás viene solo..gracias por tu reflexión.

    Hola Gabriel: Tranquilo que yo si es verdad que he dejado de leer blogs para centrarme en los proyectos que puedo rentabilizar… Si, en cierta forma traté de hacer mi relato algo didáctico, para dar el ejemplo y para compartir experiencias. Yo también creo que los maestros y discípulos se eligen mutuamente, pero son los últimos los que han de poner más empeño en el acercamiento, si es que de verdad quieren recibir ese mentoring.
    Gracias a ti por pasarte, saludos por el cono sur :-).

    Hola Gustavo: Si, pero no sólo es importante la actitud, sino establecer relaciones duraderas que demuestren al mentor que hay interés en recibir ese aprendizaje, sobre todo sabiendo que el mentoring es voluntario, no una obligación ni un deber.
    Tal como indicas, Lo más interesante de todo es que no hay límites, lo cual es muy importante.

    Hola Fernando: Gracias, así es… La actitud es el pilar fundamental de toda relación laboral y es lo único que mantiene las ganas del jefe de seguir dando lo que nosotros queremos recibir.

    Hola Pear: Qué lástima que hayamos tenido experiencias opuestas, aunque como bien dices, no es cuestión de fortuna, sino de mucha actitud y disposición a aprender.
    La verdad es que llegué a GM por casualidad, pues apliqué a una oferta en donde no aparecía la empresa y en la que el responsable de publicar la oferta se equivocó en la traducción y le llegó mi CV, así que podría decirse que fue cosa del destino.
    Reflexión: siempre se puede empezar a construir relaciones diferentes con los jefes, nunca es demasiado tarde.
    Un saludo.
    PR

  8. javier

    Buenas tardes:

    Trabajo en una empresa de 13 empleados, entré hace 16 años y el techo de ascenso lo tengo puesto desde que me integre en la empresa, hay un solo socio y es joven relativamente. Evidentemente, cuando una empresa es grande si vale todo lo que has dicho porque hay diversas escalas y con formación puedes ascender. Pero cuando se trata de una pyme como la que te comento (el 95% de las empresas) o te marchas o te quedas como yo cobrando 4 cuatrienios de antigüedad (hasta los cuatro que llevo). Sé la respuesta que me vas a dar: «te faltó ambición», si, tienes razón, me amoldé y si, me amoldé por la seguridad del contrato indefinido frente a uno mejor temporal. Ahorá, con 44 años y la crisis actual, siento que el tiempo se acabó en ese sentido.

    Un saludo cordial

  9. Senior Manager

    Hola Javier: Bueno, yo diría que «depende» …las pyme también ofrecen oportunidades de mentoring. No creo que se trate de un tema de tamaño, sino de disposición y actitud por parte de ambos (jefe y empleado) … Tampoco creo que sea tarde para lo que buscas, yo también tengo más de 40 y todavía sigo viendo oportunidades, y por eso trato de no dejarlas pasar…¡Inténtalo!
    Saludos
    PR

@SeniorManager