Los empleados que actualmente conservan sus empleos en las cientos de miles de pymes, que aún tienen la suerte (o la previsión) de estar funcionando; no dejan de tener miedo. Se trata de un miedo extrapolado y lleno de incertidumbres, pues no está en sus propias manos el poder resolver ni aplacar las razones que lo originan.

Las pequeñas y medianas empresas, empiezan a notar muchas dificultades para poder acceder al dinero fresco, tal como lo hacían hace apenas unos meses atrás, ya que los bancos han decidido ser más cautelosos [/restrictivos] en el otorgamiento de préstamos... y cualquiera que sepa un poco de pymes, sabe que el financiamiento es la savia de las pymes.

Estas restricciones bancarias no han hecho más que contribuir a generalizar los cierres y los despidos masivos en las pymes, que no han tenido más remedio que dejar sin empleo a miles de trabajadores, por el simple hecho de no poder obtener dinero.

Se ha convertido en un círculo vicioso y peligroso, pues si los bancos no se deshacen de la deuda que actualmente tienen, sencillamente no seguirán prestando dinero, lo que originará más despidos, que más tarde imposibilitarán que estas personas paguen las deudas a los bancos (en hipotecas, coches, tarjetas, etc.) terminando de cerrar así el círculo y haciéndolo cada vez más grande.

Esta es la verdadera realidad de la crisis en la que vivimos, un círculo gigante que cada vez atrapa a más empresas y personas como un gran huracán.

SM